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¡POR FAVOR! ¡HOY NECESITO UNA OPORTUNIDAD!
Por: David A. Flores S.

En ocasiones a los individuos se nos presentan circunstancias en las que: la vida, la salud, la libertad, la familia, el éxito, el trabajo, la felicidad, el patrimonio, o en fin, cualquier cosa que en lo personal nos es de gran valor, miramos como se nos esfuma de las manos, o en su defecto, pende de un hilo su existencia, estabilidad o prosecución.

Son esos momentos cruciales producto de una coyuntura que la genera, o como resultado de una mala acción que da pie a lo que podría catalogarse como “un peligro inminente”, o algo inesperado sin motivos aparentes, es entonces allí cuando las alarmas de la vida parecen encenderse, advirtiéndonos que lo peor puede estar por llegar, como quien cruza las pasaderas tambaleantes del destino, o a quien se le evapora cual neblina, toda clase de esperanza.
A tales personas las podemos encontrar en las salas de un corte tribunalicia, esperando una sentencia que posiblemente lo absuelva o lo condene...

En una sala de terapia intensiva aguardando un informe médico que dirá si hay o no, esperanzas de vida...

En los pasillos de un salón de clase, a la espera de una calificación donde se sabrá si se aprobó o reprobó el año…

En la habitación de una casa, alguien que busca recibir el tan anhelado perdón de la persona amada y reactivar una relación que se derrumba…

En la puerta de una oficina a la espera de la aprobación o no del empleo, del tan ambicionado cupo académico o de la importante respuesta o resultado...

En alta mar, los tripulantes de un barco que navega con peligro de naufragar… Los pasajeros de un avión que amenaza con caerse... 

Los que caminan perdidos en el bosque, los que han sido secuestrados y amenazan con matarlos…. Etc.

Todos en momentos a una sola voz, hemos clamado y rogado por eso que llamamos “OPORTUNIDAD”… Pero al atravesar por tal circunstancia, te encontrarás siempre con dos vertientes: Primero, que la ocasión te sea favorable; o segundo, que por el contrario, se desplome definitivamente toda tu ilusión y optimismo.

Es decir; las oportunidades son esos cortos instantes de incertidumbre y desespero en los que intentas retener agua en la mano sin que se te escape ni escurra. Lo dice aquel adagio popular: “Las oportunidades las pintan calvas”; porque una vez que pasa frente a ti y se te escapa, difícilmente podrás tomarla por la cabellera.

Sin embargo, cuando aparecen súbitamente esas denominadas “nuevas o segunda oportunidades” y propiciamente las aprovechas y las abrazas sin dejarlas ir, ellas te permiten reescribir tu historia inconclusa, como un renacimiento de tu sueño casi nulo, la puerta remota que se abre frente a ti para mostrarte un nuevo camino en el horizonte; un retoñar de lo que se marchitaba, un empezar de nuevo, un borrón y cuenta nueva, un resurgimiento de aquellas posibilidades perdidas... Eso se llama “una oportunidad”.

Jacob el patriarca entendió lo que significa el valor de “una oportunidad” y por ese motivo no soltó al ángel hasta que éste no lo bendijo. “Es ahora o nunca” quizás razonó. Eso se llama “unaoportunidad”.

La misma actitud asumió el ciego Bartimeo, quien posiblemente diría para sí mismo: “Quizás no haya un después, esta es mi oportunidad de recibir mi vista” y en efecto comenzó a gritarle a Jesús, muy a pesar de la oposición que recibió. Eso se llama “una oportunidad”.

El pequeño Zaqueo, igualmente lo comprendió y por tanto, tomó la decisión de subir al árbol tan solo para ver pasar a Jesús y conocerle en persona en ese momento, porque quizás “ese era su único chance de ver realizado su anhelado sueño”. Eso se llama “una oportunidad”. 

Por otra parte, dice la Biblia que en cierta ocasión, las manos de decenas de personas se levantaban para arrojar piedras sobre la humanidad de una mujer declarada culpable de infidelidad. ¡Apedréenla! Se les oía gritar. De pronto, inesperadamente alguien entre la multitud detuvo aquella acción, solo para proponer que dicho caso fuera ventilado delante de aquel errante hombre de nombre JESÚS, que conmocionaba al pueblo, y de esa manera tentarlo para comprobar cuál iba a ser su opinión al respecto.

Arrojada en el suelo, delante de un ser desconocido que inclinado en tierra escribía con el dedo en el suelo, rodeada por una presurosa e implacable multitud, la angustiada mujer (que en pocos minutos sería apedreada por lo establecido en la Ley y lo dispuesto por sus acusadores), miraba como sus probabilidades de seguir con vida se desvanecían por completo, su final al parecer había llegado sin ninguna esperanza visible.

Con todo, su corazón aún aguardaba por lo que habría de acontecer en estos últimos segundos de suspenso. Relatado su caso ante Jesús, solo un silencio se imponía en aquella impactante escena. Una misma pregunta hecha insistentemente por sus delatores, hizo que aquel hombre llamado Jesús, se enderezara y les hablara; diciendo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”.

¡NI MODO! ¡YA ESTOY MUERTA! ¡ADIÓS MUNDO CRUEL! ¡YA COMENZARÉ A SENTIR LAS PIEDRAS SOBRE MÍ! ¡DESGRACIA! ¡SI TAN SOLO PUDIERA DEVOLVER EL TIEMPO! ¡YA TODO TERMINÓ! ¡HASTA AQUÍ LLEGUÉ! ¡YA NADIE PUEDE AYUDARME! ¡NO TENGO ESPERANZAS! ¡YA NO VALE LA PENA! ¡ME RINDO!...

Frases como estas debieron haber pasado por su mente en aquellos interminables minutos que transcurrían sin que nada sucediera a su alrededor. Su desesperación se agudizaba hasta que decidió levantar su rostro. Sus ojos recorrieron hacia todas las direcciones buscando a sus acusadores, pero qué sorpresa… ¡INCREÍBLE!… Ya no estaban... Desaparecieron como por arte de magia… Algo había sucedido…

Pero aún desconcertada, observó como Jesús se enderezó y él fijando en ella la mirada, notó que no había nadie más, y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?”. Es decir, la interrogante de Jesús llevaba implícita una respuesta clara y obvia, pero que debía contestársela por sí misma, por lo que (supongo que ahora con una sonrisa) ella le contestó: “Ninguno, Señor”

Esta respuesta, dicha en otras palabras, sería como: ¡YA MI PELIGRO HA PASADO! ¡AÚN TENGO ESPERANZAS! ¡RESURGEN MIS POSIBILIDADES DE SEGUIR CON VIDA! ¡RENACEN MIS SUEÑOS NULOS! ¡SE ABRE UN HORIZONTE NUEVO!...

Pero no todo terminaba allí. Ahora es Jesús quien tenía la última palabra. ¿Cambiaría Él el destino de aquella mujer pecadora? Si a fin de cuenta ella merecía morir porque en efecto había trasgredido la Ley. ¿Le daría acaso “una oportunidad” de seguir con vida, o aplicaría la Ley? Fueron sorprendentes sus palabras… Fue la misma frase que Jesús días antes le había dicho a un enfermo terminal que se encontraba en el estanque de Betesda (Juan 5:14). Ahora se la dice a aquella mujer:

“NI YO TE CONDENO; VETE, Y NO PEQUES MÁS” (JUAN 8:10).

Ahora bien, ¿cómo pueden ser interpretadas aquellas tres expresiones de Jesús? He aquí una paráfrasis de sus palabras:

“Mujer, hoy recibes una oportunidad de oro, pues aprovéchala” “Hoy puedes comenzar de nuevo tu historia de vida, porque has renacido” “Valora mujer lo que hoy se te da” “Espero no vuelvas a pasar por lo mismo” “Merecías morir por lo que hiciste, pero yo te perdono. Ni yo te condeno. Te he librado, pero cuida de preservar lo que se te entrega hoy que es TU VIDA; por tanto, no peques más” “Apártate de tu mal camino” “Una nueva puerta, un nuevo camino, un nuevo comienzo, borrón y cuenta nueva, un resurgimiento de todas tus posibilidades perdidas, mujer... VETE…”

ESO SÍ QUE SE LLAMA “UNA OPORTUNIDAD”… Si tú eres de los que atraviesas en este momento por una situación crucial donde dices: “POR FAVOR, NECESITO UNA OPORTUNIDAD”, pues hoy Dios te la puede conceder… Atrápala… Tómala… Aprovéchala... Ve por ella… No te rindas… Tienes esperanza… Nunca es tarde… Aún hay tiempo… Sí vale la pena… Jesús puede ayudarte… No dejes escapar tu oportunidad… pero cuando la recibas recuerda: valorarla, estimarla, apreciarla y preservarla… “no sea que, como Esaú que por una sola comida vendió su primogenitura y ya sabes que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad”.(Hebreos 12:16-17). ASÍ QUE NO OLVIDES QUE LAS OPORTUNIDADES SON CALVAS… PUES VETE Y NO PEQUES MÁS PARA QUE NO TE VENGA ALGUNA COSA PEOR…

Por: David A. Flores S.
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