SEÑORES, POR FAVOR,
SIGAN GOLPEANDO...
Hay veces en que la palabra “GOLPE”, se usa para referirse a la acción que ocasiona un determinado suceso adverso e imprevisto; y es así como puede decirse que una situación negativa se convierte en“un duro golpe” para alguien, lo cual significa que le sobrevino algo fuerte e inesperado, que le hace tambalear su tranquilidad, su felicidad y su estabilidad emocional, como si figuradamente los puños de las circunstancias propinaran sorpresivamente golpes bajos y fulminantes, semejante a un cuadrilátero de boxeo, donde dos contrincantes se asestan golpes hacia todas las direcciones con el fin de derribar al contrario.
Al respecto el Apóstol Pablo, dijo: “…no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire…” (I Corintios 9: 26). Es decir, la acción GOLPEAR lleva implícito una intencionalidad, una actitud, y un resultado. Por ejemplo, la meta de un boxeador es ganar su pelea (INTENCIONALIDAD), sin embargo para lograrlo, debe esforzarse por pelear y mediante golpes certeros (ACTITUD), derribar a su enemigo (RESULTADO). Su éxito, radica no solamente en lanzar golpes, sino en su consistencia, insistencia, resistencia, y persistencia. Por consiguiente, para ganar no basta con la intencionalidad; ya que de la actitud asumida dependerán los resultados que se alcancen… Y esa realidad es aplicativa en todos los ámbitos del diario vivir.
La vida es semejante a un combate donde recibes golpes fuertes en todas las direcciones, lo cual te hace perder el equilibrio, tambalearte y hasta desplomarte… pero precisamente de eso se trata toda pelea. Tienes que mantenerte en el ring si quieres vencer. Aún si te derriban, se oirá la cuenta regresiva del réferi esperando que te levantes. Si no lo haces, perdiste… y si te pones en pie, la pelea sigue. Quien se rinde ya fracasó… Quien no decide comenzar a golpear lo derribarán. Quien no es perseverante difícilmente que gane…
Los grandes vencedores siempre se han caracterizado por su actitud de tenacidad y perseverancia en el momento crucial del combate.
Pregúntenle al joven profeta Eliseo, como hizo para dividir las aguas y pasar en seco por medio de aquel mar. El secreto estuvo en GOLPEAR las aguas con el mismo manto que el Profeta Elías usó para dividirlas (2 REYES 2:14). Eso se llama Actitud de un Vencedor.
Moisés, aprendió que en la vida había que GOLPEAR… Por orden de Dios golpeó con su vara las aguas de un río, y estas se convirtieron en sangre (Éxodo 7:16). Golpeó el polvo de la tierra y este se volvió piojos (Éxodo 8:16). Con esa misma vara golpeó una peña en el desierto, y de ella salió agua abundante (Éxodo 17:5). Fue tal su actitud de golpeador, que un día Dios le ordenó que le hablase a la peña para que esta fluyera agua, sin embargo, Moisés furioso con el pueblo, tomó su vara y alzando su mano, golpeó la peña dos veces; y salió mucha agua y bebió toda la congregación. (Números 20:7-11). Posteriormente pagó muy cara aquella desobediencia. Sin embargo, aprendió a usar su vara para golpear y transformar todas las circunstancias adversas. Eso se llama Actitud de un Vencedor.
Como dije anteriormente, no basta con tener la buena intención, o soñar en grande, o tener un manto o una vara (ministerio), o desear emprender grandes metas, o contemplar desde abajo la cima, o aspirar ser campeón, o visionar desde lejos la tierra prometida, o anhelar grandes propósitos. Todo eso es importante, pero no suficiente.
Tienes primero que (simbólicamente) entrar al cuadrilátero; segundo, ponerte los guantes; tercero: pelear. No hay otra alternativa. No hay garantías que todo sea fácil. Solo debes persistir.
¡VAMOS CAMPEÓN! ¡GOLPEA FUERTE! ¡TÚ PUEDES! ¡SI LOS PUÑOS DE LAS CIRCUNSTANCIA ADVERSAS TE HAN GOLPEADO Y HAS CAÍDO AL RING, AÚN PUEDES VOLVER A INTENTARLO! ¡LEVÁNTATE Y PELEA LA BUENA BATALLA!
De la actitud que asumas en el combate de la vida, de eso dependerá tu victoria.
Eso fue lo que sucedió con Joás, Rey de Israel, quien descendió donde el Profeta Eliseo que yacía enfermo a punto de morir.
¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!, exclamó llorando aquel Rey, ante el Profeta de Dios…
Es decir, este Rey vino a buscar una palabra motivadora de parte de Dios, una profecía que lo convenciera de que efectivamente ganaría la guerra que en ese entonces libraba contra la nación Siria.
“Toma un arco y unas saetas”, le dijo Eliseo. “Pon tu mano sobre el arco”, “Abre la ventana que da al oriente”, “Tira”…
Todo aquello fácilmente lo hizo el Rey, ante lo cual Eliseo pronunció unas palabras que al parecer serían más que suficientes para que cualquier persona se sintiera conforme y se imaginara que definitivamente ya el éxito estaba asegurado…
Esto fue lo que le respondió el Profeta:
“SAETA DE SALVACIÓN DE JEHOVÁ, Y SAETA DE SALVACIÓN CONTRA SIRIA; PORQUE HERIRÁS A LOS SIRIOS EN AFEC HASTA CONSUMIRLOS”.
Es decir, en efecto de parte de Dios ya estaba una promesa de que habría victoria completa… lo declaró el Profeta… el Rey lo oyó… así quedó confirmado porque Dios lo habló… y Él no miente…
Sin embargo, hasta allí solo existía la INTENCIONALIDAD porque ya Dios lo había dicho, lo mostró, lo habló, lo profetizó y así se lo hizo saber al Rey… pero, venía ahora la segunda parte de la película: La ACTITUD que debía adoptar Joás, ya que de eso dependía su victoria o RESULTADO.
Y le volvió a decir Eliseo: “Toma las saetas”, “Golpea la tierra”…
Y él la golpeó tres veces, Y SE DETUVO. He allí el gravísimo error, pensar que porque ya Dios lo dijo, con eso basta… Solo tres veces golpeó… y se detuvo…
Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo:
“Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria” (II Reyes 13:14-19)
En conclusión, tú y yo tendremos victoria en la vida cuando aprendamos a golpear persistentemente hasta ganar y ver que la batalla ha terminado airosamente.
¡Levántenle las manos al campeón y colóquenle el cinturón!…
Así que, SEÑORES, POR FAVOR, SIGAN GOLPEANDO...
Por David A. Flores S.
www.SomosRedimidos.blogspot.com
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