Es sorprendente como un gran número de personas afrontan internamente situaciones difíciles en su vida, y sin embargo, la imagen que exteriorizan es contraria a lo que realmente sucede en sus más íntimos sentimientos de infinita tristeza.
Es decir, aun cuando se les mira que sonríen, comparten, trabajan, realizan sus obligaciones diarias, cumplen con sus roles y demuestran que todo marcha aparentemente en perfectas condiciones; empero ES SOLO ALGO SUPERFICIAL, porque sus corazones experimentan un continuo estado de deprimente amargura, preocupaciones, contrariedades, desesperanzas, desencantos, ausencias, heridas, miedos, sufrimientos, desconsuelos, fatigas, carencias, frustraciones y punzantes recuerdos.
Todo eso suprime la paz del alma, impide una completa felicidad y desestabiliza la tranquilidad mental y espiritual de aquellos que sufren en silencio. Ante esa lamentable realidad, tales personas suelen hacer lo siguiente:
Se construyen inmensas cárceles emocionales y se encierran en ellas.
Cautivan sus almas en un profundo silencio, tratando de reprimir lo que internamente experimentan, pero que es demasiado incontenible como el agua, ya que la presión que fuertemente ejerce hace explotar y romper aún los más consistentes muros de contención.
Se ocupan en todo lo que sea posible y tratan de entretener la mente, viajando, yendo a fiestas, conociendo cientos de nuevas personas, teniendo sexo, consumiendo drogas, oyendo música, recurriendo al licor, y haciendo todo lo posible para ignorar, obviar, ocultar, prescindir, y no asumir la realidad que hondamente sienten, creyendo que eso producirá al menos un alivio temporal a ese pensamiento fijo que tanto les aturde.
Se aíslan buscando siempre estar apartados en una soledad permanente, intentando de esa manera meditar en cualquier cosa que no sea el conflicto que los embarga; y aun cuando derraman en silencio sus lágrimas, a nadie le expresan lo que hay dentro de sus corazones.
Se tornan adictos a medicamentos antidepresivos, para conciliar el sueño y poder dormir bien, ya que en las noches no consiguen descansar, son innumerables los razonamientos que se les cruza en búsqueda de una justificación o una respuesta acertada a ese trance que les acontece en su espíritu.
He aquí, un ejemplo de alguien que vivió tal situación: El rey David, quien pudo expresar lo siguiente:“Al Señor busqué en el día de mi angustia; Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso; Mi alma rehusaba consuelo. Me acordaba de Dios, y me conmovía; Me quejaba, y desmayaba mi espíritu. Selah. No me dejabas pegar los ojos; Estaba yo quebrantado, y no hablaba. Consideraba los días desde el principio, Los años de los siglos. Me acordaba de mis cánticos de noche; Meditaba en mi corazón, Y mi espíritu inquiría” (SALMO 77:2-6).
Ahora bien, si te identificas con esa descripción dada por el salmista David, hay algo que tienes que saber ahora mismo:
HAY UN INSTANTE PRECISO DE TU VIDA, EN EL QUE EL MISMÍSIMO DIOS DECIDE INCLINARSE DE SU TRONO TAN SOLO PARA ACERCARSE DIRECTAMENTE ANTE TI E INTERVENIR DE FORMA PERSONAL EN ESE PROBLEMA QUE TANTO TE HA ESTADO ABRUMANDO. Y A VECES ESE “CUANDO” ES MÁS INMEDIATO DE LO QUE TÚ TE IMAGINAS.
Sino, pregúntenselo al escribiente de Jeremías que cada vez que el Profeta pronunciaba a las naciones el mensaje revelado, Baruc escribía todas las palabras en el libro de Jeremías; y aun cuando cumplía firmemente con su rol de escribiente, internamente su situación era demasiado dolorosa y nadie lo sabía, ni siquiera el profeta.
¡AY DE MÍ AHORA!, pensó para sí, como indicando que el peso de su angustia era tan inmenso que tal vez no podría mantener las fuerzas para seguir soportándolo.
“FATIGADO ESTOY DE GEMIR Y NO HE HALLADO DESCANSO”, fueron las palabras que expresó y que resumían la gravedad de su situación personal.
Pero… en el año cuarto del rey Joacim, cuando él escribía en el libro las palabras de boca de Jeremías, el profeta recibió de Dios un mensaje para su escribiente, el cual decía de esta manera:
“Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti, oh Baruc: Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso. Así le dirás: Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y arranco a los que planté, y a toda esta tierra. ¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres” (JEREMÍAS 45:1-5)
Si interpretas para ti aquellas palabras de Dios para Baruc, y las aplicas en tu vida, descubrirás y te darás cuentas que en este mismo instante puede cambiar tu amarga percepción ante tus adversidades actuales:
PRIMERO: Solo El Dios de Israel puede y quiere trasformar tu realidad por muy fuerte que esta sea, y Él siempre lo hará de forma directa y personalizada (“a ti, oh Baruc”), cuando menos lo pienses y a través de la persona que está cercana a ti. Por tanto, aprende a escuchar ahora mismo lo Dios te quiere decir, y te aseguro que ¡YA NO SERÁS LA (EL) MISMA(O)!
SEGUNDO: Aunque pienses que nadie conoce lo que estás pasando, El Dios de Israel ya sabe todo lo que hay en la recámara de tu mente, y Él conoce todos los ¡Ay de mí ahora! que has pronunciado en el silencio de tu corazón, y todas las lágrimas que has derramado. DIOS NO SE HA OLVIDADO DE TI.
TERCERO: Lo que tú consideras “grandezas”, es decir, tu trabajo, tu dinero, tus viajes, el sexo, las drogas, el licor, las diversiones, las personas, los medicamentos, la soledad, nada de eso podrá cambiar tu realidad, por tanto deja de buscar esas grandezas. RECURRE AL DIOS DE ISRAEL.
CUARTO: Si piensas que Dios ha añadido tristeza a tu dolor y te encuentras fatigado de gemir sin hallar descanso, recuerda que Él puede destruir a los que edificó, y arrancar a los que plantó, pero en cuanto a ti Él ha decidido darte vida por botín en todos los lugares adonde fueres.
EL TIEMPO DE TU TRISTEZA SE TERMINA HOY. LEVÁNTATE Y SACUDE EL POLVO DE TU DOLOR, PORQUE ES LA HORA DE RECIBIR TU BOTÍN… ANÍMATE Y ENTRA AL EQUIPO DE LOS BARUC DEL DÍA DE HOY…
Por David A. Flores D.
www.SomosRedimidos.blogspot.com
0 Comentarios...:
Publicar un comentario